Procesos
tafonómicos en el arte rupestre: un caso de conservación
diferencial de pinturas en el altiplano cundiboyacense, Colombia.
Anexo:
Nuevos
hallazgos en el altiplano cundiboyacense: pinturas rupestres blancas
en Facatativá.
Pedro
María Argüello García y Diego Martínez
Celis. rupestreweb@yahoo.com
RESUMEN: En el presente texto se expone un caso
de conservación diferencial de arte rupestre, el cual plantea
inquietudes acerca de la real cantidad de información original
que de los yacimientos rupestres sobrevive y que es percibida
en la actualidad por los investigadores. Por tanto se advierten
los sesgos que lo anterior puede generar al momento de llevar a
cabo estudios bien sea de carácter estadístico, iconográfico
o estilístico. Lo anterior enmarcado en la presentación
de nuevos hallazgos de pictografías en la región de
Sutatausa (Cundinamarca) y la advertencia de diversas técnicas
de aplicación y pigmentos que no habían sido reportadas
anteriormente.
1. ARTE RUPESTRE EN EL ALTIPLANO CUNDIBOYACENSE
Debido a que la región denominada altiplano cundiboyacense,
ubicado en el centro del actual territorio colombiano, fue el foco
de la colonización española y por ende de la urbanización
del paisaje, las manifestaciones rupestres de los departamentos
de Cundinamarca y Boyacá son quizás las más
conocidas del país. Este territorio ha sido objeto de investigación
desde el siglo XIX y se tienen noticias escritas de la existencia
de arte rupestre desde la misma invasión de los españoles
en el siglo XVI. Aunque se ha reportado la presencia de petroglifos
(Botiva 2000), es la pintura la manifestación de arte rupestre
más común de la región.
Una revisión de los estudios e inventarios de arte rupestre
llevados a cabo en el altiplano cundiboyacense da cuenta de la presencia
masiva de rocas con pinturas realizadas principalmente en color
rojo (Triana 1984 [1922] ; Pérez de Barradas 1941; Ghisletti
1954; Cabrera Ortiz 1968; Becerra 1990; Botiva 2000; Martínez
y Botiva 2002). Pinturas en otros colores tales como el blanco o
el negro han sido consideradas como eventos excepcionales.
Pinturas blancas y negras: antecedentes
Son contados los yacimientos reportados con pinturas rupestres
elaboradas en colores diferentes al rojo, no sólo para el
altiplano cundiboyacense sino para otras zonas del país.
Para el altiplano, se conocen pinturas en blanco en Sogamoso, en
el departamento de Boyacá (Guisletti 1954) y Machetá
y Tibirita en Cundinamarca (Botiva 2000); pinturas en negro y blanco
son reportadas por Eliécer Silva Celis (1961) y documentadas
por Martínez y Argüello (2003) en el yacimiento rupestre
de Sáchica (Boyacá). Fuera del altiplano, en Colombia
solamente han sido identificadas pinturas en diversos colores (negro,
rojo, blanco y verde) en la región del Chicamocha y Mesa
de Los santos en el departamento de Santander (Morales y Cadavid
1984; Pinto et. al. 1994)
|
Localización del municipio de Sutatausa
y yacimientos con pinturas rojas, blancas y negras en el
altiplano cundiboyacense.
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2. PINTURAS RUPESTRES EN SUTATAUSA (CUNDINAMARCA)
El municipio de Sutatausa se localiza al Nororiente del departamento
de Cundinamarca, en medio de una áspera geografía
de transición entre las sabanas de Bogotá y Ubaté.
Esta zona parece poseer uno de los más grandes conjuntos
de arte rupestre de la región. Aunque aún no se han
realizado investigaciones sistemáticas que lo confirmen formalmente,
algunos reportes publicados (Triana 1984 [1922]; Cabrera 1969; Martínez
1998; Botiva 2000) y prospecciones esporádicas que se han
realizado desde la década de los 90, han dejado entrever
una profusa densidad de "piedras pintadas" en medio de un paisaje
agreste, hondamente erosionado y enmarcado por imponentes boquerones.
Heterogeneidad
Como parte de un proyecto de documentación de arte rupestre,
enfocado en la iconografía (Martínez 2000), se hallaron
en este municipio más de 15 rocas en un área no mayor
de 1 km2, todas signadas en color rojo, pero
con una gran variedad de motivos. A la diversidad iconográfica
advertida, se suma la heterogeneidad del arte rupestre de esta zona
y el factor técnico de su elaboración. Se han podido
identificar trazos muy finos (fig.1d), que debieron requerir
de algún instrumento para su ejecución, o también
la huella de improntas de aplicación directa o dactilar (fig.
1c). Diversas gamas de pigmentos rojo, blanco y negro han sido
halladas en áreas muy próximas o incluso, en un mismo
yacimiento.
1a. |
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Fig.1 Pinturas en rojo.
Diversas muestras de motivos rupestres realizados, posiblemente,
mediante diversas técnicas de aplicación (dactilar
y con instrumento). Fotos : Diego Martínez |
Pintura roja y manchones de ocre
Tal como se anotó, el pigmento rojo ha sido considerado
como el de uso más frecuente en todo el altiplano. Este se
encuentra desde tonalidades ocres oscuras, hasta naranjas o rosados.
Debido a que las pinturas han permanecido a la intemperie durante
cientos o quizás miles de años no es posible conocer
con certeza el color original de muchas de ellas, pues han sido
alteradas por factores ambientales (radiación solar, oxidación,
escurrimiento, etc)(1). En Sutatausa
casi la totalidad de las rocas reportadas hasta la fecha poseen
pinturas en rojo. Además de los trazos producidos por aplicación
directa (impronta) o mediante el uso de algún instrumento,
se han identificado algunos sectores que presentan aglutinaciones
del pigmento, de tal manera que sugieren haber sido aplicados mediante
el rayado del mismo en forma de terrón (fig. 2 abajo izq.).
1.Tradicionalmente
se ha postulado que las diferencias en las tonalidades de rojo,
que van desde ocre a naranja, se deben a factores ambientales
que paulatinamente degradan el pigmento y cambian su tonalidad
original; no obstante Bateman y Martínez (2001), por
medio del uso de microscopía electrónica y difracción
de rayos X, sugieren que la diferencia en tonalidades también
puede obedecer al uso selectivo de distintos elementos tales
como la Hematina, la Goethita y el Cinabrio, con los cuales
se lograron crear, intencionalmente, diversas tonalidades. |
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Fig. 2
Roca N. 1 con pictografías en rojo.
Esta presenta excepcionales representaciones humanas y algunos
manchones donde el ocre (posiblemente en forma de terrón)
se aglutina formando una espesa capa.
Fotos : D. Martínez |
Pintura blanca y graffiti en negro
La pintura blanca ha sido encontrada en dos yacimientos, el primero
es un imponente abrigo (fig. 3a Roca No.2) cuya vista se
abre hacia el valle de Ubaté. Aquí se pueden identificar
dos figuras principales localizadas en el centro del mural (fig.3c).Además
de presentar otros rastros esparcidos de pigmento blanco, en el
mural se pueden apreciar nuevamente los manchones aglutinados de
pigmento ocre (fig.3c arriba y fig. 2 abajo izq); y sugestivas
muestras de rayones de graffiti en negro de posible origen prehispánico
(fig. 3b). Estos últimos trazos presentan particulares
características iconográficas y de ubicación
que los diferencian del tradicional graffiti moderno (fechas, nombres,
corazones entrelazados, etc). Este tipo de graffiti se ha identificado
también en muchos otros sitios rupestres de la zona, incluso
en los recientemente descubiertos, aplicados, al parecer, directamente
con el mineral en forma de terrón, a manera de tiza, y sin
superponerse sobre las pinturas.
Fig. 3. Abrigo (Roca No. 2) con pinturas
rupestres en blanco, manchones en ocre y graffiti negro.
Fotos : Diego Martínez
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Fig.3a Vista
general del abrigo.
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Fig.3b Sector
con graffiti negro de posible origen prehispánico.
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Fig.3c. Pánel
central. Dos figuras principales con pigmento blanco
y manchones de ocre.
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Pinturas blanca, negra y roja
Durante una prospección realizada en mayo de 2003, por Álvaro
Botiva (ICANH), Pedro Argüello y Diego Martínez, se
constató, por primera vez para un yacimiento rupestre en
Cundinamarca, la presencia de motivos signados en rojo, blanco y
negro simultáneamente en un mismo mural. El único
precedente anotado con estas mismas características, era
el yacimiento de Sáchica en Boyacá (Silva 1961; Martínez
y Argüello 2003).
Se trata de un abrigo (Roca No. 3) formado por varias rocas dispuestas
de tal manera que forman una pequeña cueva, en cuyo interior
se encuentra un mural de aproximadamente 4 m. de largo por 2m. de
alto. En el sector izquierdo, el más exterior y por tanto
el de mayor probabilidad de alteración ocasionada por factores
ambientales, se pueden identificar figuras en rojo, (fig. 4b).
A medida que se accede al interior del abrigo aparecen algunas figuras
en blanco (fig.4c). Finalmente, en la parte más profunda
se encuentran trazos en negro, (figs. 4e y 4f).
Cabe anotar que aunque los trazos en negro están en el lugar
más cubierto de la roca, no existe necesariamente una zonificación
selectiva del mural, ya que los trazos rojos están presentes
también junto a los negros y blancos, y no existen superposiciones.
Así mismo, se observa que algunos motivos iconográficos
están signados de forma similar tanto en color blanco como
en rojo (figs. 4c arriba y 4d), con lo cual se hace menos
posible alguna diferenciación
de carácter iconográfico o estilístico(2).
2.
Recuérdese que es muy común en la investigación
del arte Suramericano la utilización de diferencias en
color como marcador de diferencias iconográficas o estilísticas,
generalmente asociadas a períodos de elaboración
diferentes. |
3. CONSERVACIÓN DIFERENCIAL
Una de las preguntas que rondan la investigación sobre el
arte rupestre del altiplano cundiboyacense (y por extensión
del colombiano) es la razón por la cual se eligió
de forma preeminente el color rojo y la escasa presencia de pinturas
de otros colores. Aunque no existe hasta el momento forma de comprobarlo,
se ha propuesto que tal fenómeno se debe básicamente
a factores de elección cultural o a disponibilidad de materias
primas. Por ejemplo Ghisletti (1954) explica la presencia de pinturas
rojas debido a que dicho color tiene significado mágico,
más específicamente de protección, y Castaño
y Van der Hammen (1998) lo asocian a representaciones de la sexualidad.
Becerra (1990:85) examina la utilización "casi exclusiva
del ocre rojo" con dos posibilidades: debido a sus propiedades específicas
o a parámetros puramente estéticos o religiosos. Otras
explicaciones más populares sugieren que la tonalidad roja
se origina de sustancias tales como la sangre y/o compuestos de
origen vegetal (p.e. Bija). En los casos en que han aparecido pinturas
de diferentes colores en un mismo mural, dicho fenómeno ha
sido interpretado como marcador de diferencias cronológicas.
Es así como para el caso del mural de Sáchica (Boyacá)
el arqueólogo Eliécer Silva Célis (1961) propone
que los colores negro, blanco y rojo, en su orden, corresponden
a representaciones producto de diferentes ocupaciones humanas.
Para el caso de la Roca No. 3 polícroma de Sutatausa, no
se requiere de la observación microscópica para notar
que la adhesión de los pigmentos a la roca ocurre de manera
diferencial. Mientras que el rojo aparece haciendo parte de la roca
misma y cubierto de una especie de barniz que lo protege, el negro
(fig.4f) y sobre todo el blanco (fig.4c abajo) se
muestran superpuestos sobre la roca pero no completamente adheridos.
Teniendo en cuenta que el soporte es el mismo, es evidente que la
adhesión diferencial se debe al carácter mismo del
pigmento; es decir, a los elementos de su composición química
y al tratamiento recibido para convertir los minerales en pintura,
lo cual permite que se adhiera al soporte antes que los agentes
ambientales lo eliminen. Lastimosamente son contados los estudios
que en Colombia han llevado a cabo análisis pormenorizados
de los mismos (Botiva 1986, Bateman y Martinez 2001) y ellos se
ocupan únicamente de los pigmentos rojos. No se tiene conocimiento
de los componentes de las pinturas blancas ni de las negras. Sin
embargo, y aunque no se cuenten con elementos de comparación,
los estudios llevados a cabo sobre las pinturas de color rojo muestran
que la hematita, de la cual deriva el color rojo oscuro, es especialmente
estable e insoluble, lo que permite la consecuente estabilidad de
las pinturas elaboradas con dicho material (Bednarik 1994: 70-71;
Wainwright 1995)
Una revisión de las características del soporte en
el cual se encuentran pinturas diferentes al rojo muestra ciertos
elementos comunes. Un grupo de pinturas en blanco identificado en
Sutatausa (Roca No. 2), así como las de Sáchica, Sogamoso(Pilar
y Seibita), Machetá y Tiribita se ubican en abrigos rocosos.
Por su parte el otro grupo de pinturas de Sutatausa (Roca No. 3)
y las de la Mesa de lo Santos se sitúan en abrigos o cavidades
que forman pequeñas cuevas. Estos soportes permiten cierto
de tipo de aislamiento de las pinturas respecto a algunos elementos
medioambientales tales como la lluvia o la exposición directa
a los rayos del sol. Así mismo inciden otro tipo de agentes
de alteración como son el viento y algunos flujos originados
en los escurrimientos provenientes de raíces. Teniendo en
cuenta el grado de adhesión de las diferentes pinturas del
yacimiento policromo de Sutatausa y la ubicación exclusiva
de los demás sitios mencionados, se puede entonces concluir
que estas pinturas se encuentran aún presentes debido a que
fueron realizadas en lugares donde las condiciones del soporte permitieron
cierta forma de aislamiento respecto a algunos agentes de deterioro
imperantes. Por tanto, se puede advertir un proceso tafonómico
(3) que derivó en la
conservación casi exclusiva de las pinturas elaboradas en
color rojo.
3.
El término tafonomía
(lógica tafonómica) aplicado al estudio
del arte rupestre en los últimos años (Bednarick,
1994), hace referencia al reconocimiento de los procesos que
afectan a estas manifestaciones después de haber sido
ejecutadas. A su vez, el concepto de tafonomía deriva
de una tradición arqueológica que propende por
el estudio de los procesos de formación de los sitios
arqueológicos y de los componentes naturales y culturales
que están presentes en dicho proceso. |
De acuerdo a lo anterior, y aplicando la lógica tafonómica,
se advierte un proceso diferencial por el cual (en las paredes rocosas
expuestas a la intemperie) la pintura roja, compuesta básicamente
de oxido ferroso, solamente sufre degradaciones que alteran la tonalidad
original (Bednarik 1994), en tanto que las negras y blancas, cuya
naturaleza química desconocemos por el momento, se eliminan.
El proceso opera debido a dos factores concomitantes: la pobre adhesión
al soporte y las características medioambientales y de localización.
Los casos de pintura en colores diferentes al rojo muestran que
solamente en sitios salvaguardados de la intemperie y en otros con
condiciones ambientales propicias, la pobre adhesión de los
pigmentos se ve favorecida en su conservación.
La permanencia de pintura de un color u otro, o del pigmento mismo,
es un factor que altera ostensiblemente la percepción que
se tiene de la obra rupestre ya que genera una imagen incompleta
o diferente de la que seguramente se observaba durante el momento
posterior a la ejecución de la misma (4).
A manera de ejemplo se puede citar la forma como cambió la
percepción que se tenía de la estatuaria de la región
de San Agustín en el sur occidente de Colombia luego del
hallazgo en 1984 de un par de ellas profusamente pintadas (Cubillos
1984, Velandia 1994).
4.
Para
Sudamérica no conocemos discusiones en torno a las implicaciones
de la conservación diferencial de las pinturas rupestres.
Para tener una imagen de la importancia que puede tener dicho
aspecto en la explicación del fenómeno es suficiente
con recurrir a las discusiones recientes generadas en Europa
sobre la presencia de arte paleolítico en yacimientos
al aire libre (véase al respecto Bahn 1995, Bednarick
1994, Clottes & Lewis-Williams 2001, entre otros) |
|
San Agustin, Huila. Escultura polícroima
No. 162. César Velandia, 1994. |
Lógicamente, no podemos aducir esta falencia para dar por
descartado cualquier análisis del arte rupestre; hallazgos
como el de Sutatausa sirven sobretodo para llamar la atención
acerca de algunos supuestos fundacionales con que se ha venido describiendo
el arte rupestre del altiplano, como aquel que considera que "todas,
o casi todas, las pinturas fueron hechas en rojo". Aunque seguramente
no podamos siquiera imaginar la escena misma que se podría
producir en un mural pintado con pigmentos de diferentes colores,
lo que queda es sencillamente todo lo que tenemos y hacia allí
debemos encaminar nuestros esfuerzos investigativos.
4. CONCLUSIÓN
Proponemos que la profusión de pinturas rojas en la región,
se puede explicar por la conservación diferencial de ellas
respecto a otros pigmentos cuya adhesión no fue exitosa.
Aunque es importante seguir indagando sobre las razones por las
cuales los antiguos habitantes del altiplano eligieron el color
rojo para realizar sus pinturas, ya no es posible seguir aduciendo
motivos que únicamente privilegien el color rojo en términos
culturales. Aunque se conocen estudios donde la diferencia del color
puede traer connotaciones, por ejemplo cronológicas (Prous
1993), en ocasiones el estudio pormenorizado de las pinturas rupestres
recuerda que el cuidadoso manejo de los datos no siempre contribuye
a reafirmar ideas que en principio se muestran atractivas. Es necesario,
por tanto, tener en cuenta los procesos tafonómicos por los
cuales se produce la conservación diferencial de las pinturas
rupestres.
A partir de las premisas mencionadas anteriormente, vale la pena
preguntarse acerca de la validez de los análisis estilísticos
y estadísticos llevados a cabo para las pinturas rupestres,
teniendo en cuenta que la premisa básica implícita
es que se cuenta con la "totalidad", o por lo menos una
gran parte, de las pinturas realizadas sobre una roca o un conjunto
de ellas. Por tanto, las lecturas "textuales" o "directas"
de un panel o roca con manifestaciones rupestres se hace aun más
relativa, y a los cuestionamientos propios de los sistemas de comprensión
occidental se agregan ahora otros relacionados con la calidad de
la muestra y la visión de "totalidad" asumida por
este tipo de explicaciones. Una vez se constata la posibilidad de
que procesos tafonómicos alteren ostensiblemente la cantidad
de información de la que se dispone en el presente, las quejas
de los investigadores que ven en el arte rupestre un objeto de estudio
no solo complejo sino engañoso y volátil se dimensionan
incluso hasta el nivel de la desesperanza. Pero a nuestro juicio
tal constatación no es otra cosa que un llamado de atención
respecto a la ligereza de algunos postulados y a la falta de investigaciones
pormenorizadas. Más que una negación al objeto es
una invitación a analizarlo en sus múltiples connotaciones
de manera detallada.
Por otra parte, la variedad de técnicas (dactilar, con instrumento,
rayado con terron, graffiti) y pigmentos (rojo ocre, blanco y negro)
usados en la elaboración de las pinturas de Sutatausa deja
entrever que la tradición de pintar, además de estar
ampliamente difundida, presenta variaciones tecnológicas
que implican una diversificación insospechada, lo cual tiende
a replantear los supuestos que se venían considerando en
torno al arte rupestre de la región.
¿Preguntas,
comentarios? escriba a: rupestreweb@yahoogroups.com
Cómo
citar este artículo: ARGUELLO G.,
Pedro y MARTINEZ C. Diego.
Procesos
tafonómicos en el arte rupestre: un caso de conservación
diferencial de pinturas en el altiplano cundiboyacense, Colombia.
En Rupestreweb, https://rupestreweb.tripod.com/sutatausa.html
2004
ANEXO
Noviembre de 2004
Nuevos
hallazgos en el altiplano cundiboyacense: pinturas rupestres blancas
en Facatativá.
Durante los trabajos de documentación
y restauración de los yacimientos rupestres del Parque
arqueológico "Piedras de Tunja" en Facatativá, Cundinamarca
(fases I y II, 2003-2004), se advirtió, por primera vez para
el sur del altiplano cundiboyacense, la presencia de pinturas rupestres
en pigmento blanco.
La labor de documentación y limpieza los
páneles 16, 19 y 20, además de rescatar la visibilidad
de las pinturas rojas, puso en evidencia varios grupos pictóricos
que no habían sido reseñados anteriormente, teniendo
en cuenta que este sitio viene siendo registrado desde mediados
del siglo XIX y que ha sido un lugar común en casi todas
las investigaciones en torno al arte rupestre en Colombia (Comisión
Corográfica 1852, Zerda 1893, Triana 1922, Pérez de
Barradas 1941, Núñez Jiménez 1959, Cabrera
Ortiz, Botiva 2000).
|
Grupo con pigmentos blancos
en la roca No. 16 del parque arqueológico de Facatativá.
|
Este "hallazgo" viene a apoyar la tesis
expuesta en el artículo "Procesos tafonómicos
en el arte rupestre: un caso de conservación diferencial
en el altiplano cundiboyacense" https://rupestreweb.tripod.com/sutatausa.html
, según la cual otros pigmentos distintos al rojo también
pudieron estar ampliamente difundidos en la región, y que
su escasa aparición se debería principalmente a que
estos no se conservaron de la misma forma que los rojos. Los rastros
de pintura blanca advertidos en Facatativá se encuentran
(al igual que los otros citados en el artículo) en aleros
bien protejidos y con poca exposición a factores de alteración.
|
Distribución de
los hallazgos de pintura rupestre blanca en el altiplano cundiboyacense,
2004.
|
La labor de rescate de este importante yacimiento,
auspiciada por el Instituto colombiano de antropología e
historia -ICANH, está posibilitando nuevas articulaciones
en el estudio del arte rupestre de la región, y viene a desmentir
las versiones desesperanzadas de quienes creían, con base
en el lamentable estado de conservación del parque, que este
sitio rupestre ya no tenía posibilidad de salvación
(tal como lo afirmó un reconocido investigador francés
que lo visitó en 1999).
Rupestreweb, noviembre de 2004.
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