Dos
personajes mitológicos en los petroglifos de la caverna
de Patana (Maisí, Guantánamo), Cuba.
Racso
Fernández Ortega / José B. González Tendero.
Grupo
Espeleo-arqueológico Don Fernando Ortiz. Sociedad Espeleológica
de Cuba. Correo
electrónico:
racsofdez@yahoo.com
INTRODUCCION
La caverna de Patana es conocida en el mundo
antropológico desde la segunda década del presente
siglo. A partir de esta fecha y en sucesivas expediciones se han
reportado nuevos descubrimientos de arte parietal. En la actualidad
suman diez los petroglifos que se conocen en el contexto de la
citada formación cársica, así como un mural
pictográfico.
Apoyados en diversas fuentes, ya sean históricas,
las Crónicas de Indias y Mitología aborigen o de
carácter propiamente físico (mediciones espeleométricas,
meteorológicas y astronómicas), amèn del
estudio de otras expresiones del arte aborigen como la cerámica
y la piedra en volumen; aventuramos algunas hipótesis acerca
de la vinculación de determinados personajes mitológicos
identificados por nosotros en los grabados, con el sentido ritual
particular de la mencionada caverna. Nuestro trabajo pretende,
más que todo, arriesgar algunas reflexiones interpretativas
al respecto del conjunto ceremonial Caverna de Patana
en un afán por trascender los tonos descriptivos que marcaron
los reportes hasta ahora conocidos del arte parietal de esta espelunca.
Un estudio comparativo de esta forma de arte lítico
en el contexto de la Isla y de las Antillas, nos han permitido
establecer algunas conclusiones preliminares que consideramos
interesantes para los estudiosos del tema.
LA CUEVA DE PATANA
La caverna de Patana también es conocida
en la zona bajo los nombres de cueva de Los Bichos, del Cemí
y del Agua. La cueva posee tres niveles de desarrollo ordenados
de forma ascendente como sigue: Cueva de Los Bichos, que se encuentra
al nivel del propio farallón que le da origen; El Jagüey,
que se desarrolla a 10 m sobre la anterior y, finalmente, la Galería
Superior.
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Mapa Fig. 1. Localización
del arte rupestre en el Salón del Gran Cemí,
Caverna de Patana, Maisí, Guantánamo, Cuba.
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Hasta el momento se conocen en total 9 petroglifos
y un mural cuyas localizaciones se distribuyen de la siguiente
forma en particular: en la cueva de Los Bichos, siete y el mural,
y en el Jagüey, dos petroglifos. Todas las obras parietales
que aparecen actualmente en la caverna están elaboradas
sobre la base de la misma técnica ejecutiva de rayar y
percutir la poco deleznable roca de las formaciones secundarias
de la caverna; por su parte el mural pictográfico, ubicado
en el salón del Gran Cemí, fue ejecutado por la
técnica del carboncillo (ver figura 1).
De este importante conjunto de grafías sólo
nos referiremos a cuatro de los petrograbados, tres de ellos localizados
en la cueva de Los Bichos y uno en la del Jagüey.
Inicialmente debemos conocer, que actualmente en
la caverna sólo disponemos de la base de la estalagmita
en la cual fuera tallado el cemí que en la década
del 10 se trasladó al museo del Indio Americano de Nueva
York, el que en lo adelante recibirá la denominación
de número 1 como punto de referencia para ubicar al resto
de las grabados aparecidos en esta interesante espelunca.
Esta formación, de unos 1.22 m, se encontraba
aproximadamente en el centro del salón y presenta sus cuatro
caras labradas (ver fig. 1).
Para la descripción de esta imagen necesariamente
debemos remitirnos a la obra Cuba antes de Colón
publicada en 1921 por Marck Raimond Harrington, descubridor y
autor de su traslado a Nueva York.
La estalagmita cemí presentaba todas sus
caras labradas; la figura que está orientada hacia el E,
es la más elaborada y bien detallada. Esta deidad, in púribus,
representa un singular rostro antropomorfo coronado, aparentemente,
por una diadema.
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Fig. 2.
Boinayel, Gran Cemí de la Caverna de Patana, Maisí,
Guantánamo, Cuba. (Dibujo de la representación
de Harrington, 1935).
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En la imagen se distinguen los ojos, en forma de
dos círculos, de los cuales descienden unas líneas
que se pierden en su rostro; la boca y la nariz. Las extremidades
superiores, algo imprecisas, bajan suavemente por los bordes laterales
de la estalagmita para unirse al frente y, los órganos
sexuales masculinos, están sugeridos entre los dos miembros
inferiores.
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Fig. 3.Vista con
orientación N de la estalagmita Cemí. (Dibujo
de la representación de Harrington, 1935).
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Con orientación N, se pueden apreciar varias
enigmáticas incisiones de forma laberíntica, a continuación
de las cuales se halla una faz contorneada por una línea
semicircular con los ojos y la boca en su interior. Por otra parte
en los frentes S y W se localizan otros símbolos antropomorfos,
similares al anteriormente descrito e igualmente definidos por
pequeñas hendiduras que conforman los ojos y boca, pero
que lamentablemente, no han sido publicadas sus ilustraciones.
El que denominaremos petroglifo número 8,
está orientado al ESE y se corresponde con una cara ancha
muy bien delimitada por un trazo grueso, de unos 0.015 m, en el
interior de la cual se aprecian nítidamente la nariz, la
boca y los ojos conformados por pequeños hoyuelos, además
de tener ilustrada, al menos, una oreja.
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Fig. 4.Petroglifo
No. 8 de la Caverna de Patana, Maisí, Guantánamo,
Cuba.
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Esta manifestación del arte rupestre se encuentra
a la altura aproximada de 0,80 m sobre el nivel del suelo y a
unos cinco metros de distancia del No. 9 que está francamente
orientado hacia el ONO y presenta al igual que el anterior un
trazo de 0.015 m ancho.
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Fig. 5. Petroglifo
No. 9 Caverna de Patana, Maisí, Guantánamo,
Cuba.
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El No. 9, de forma ovalada, muestra en su interior
los ojos representados por dos segmentos de recta de unos 0,20
m en posición vertical. Su altura sobre el nivel del piso
es de 0,90 m. Es preciso señalar que ambos se localizan
a una distancia aproximada de 15 m del cemí cercenado.
En la cueva del Jagüey, como ya dijimos al
principio, hallaremos dos petroglifos que recibirán los
números seis y siete respectivamente.
El primero ó No. 6, que es el que nos ocupa,
aparece ejecutado en una gran estalagmita que se ubica a escasos
metros de la entrada de la cueva y mirando hacia ella con orientación
SO.
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Fig. 6. Petroglifo
No. 6 Cueva Jagüey, Caverna de Patana, Mais’, Guantánamo,
Cuba.
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El mismo consiste en un semblante de contorno ovalado
en su porción baja y rectangular en la alta, en el cual
se aprecian claramente los ojos, además de la nariz y la
boca unidas en un mismo trazo. El alto de esta grafía es
de 0.19 m, su ancho es 0.16 m y permanece a 14.18 m del conjunto
No. 7.
EL CENTRO CEREMONIAL CAVERNA DE PATANA
Como es ampliamente conocido, ya desde el paleolítico,
los hombres se procuraron determinados espacios cavernarios donde
poder realizar con suficiente privacidad, sus ceremonias mágico-religiosas.
Como todos los pueblos de la comunidad gentilicia,
los aborígenes que poblaron a Cuba tenían sus centros
de culto y adoración y en este sentido los hombres que
se asentaron en el poblado indígena de Patana Abajo, no
constituyen pues una excepción.
¿Dónde rendir mejor culto a las deidades
de su panteón mitológico, que no fuese en este enigmático
aposento, all donde la madre naturaleza hizo confluir las impresionantes
dimensiones de la entrada cavernaria y lo intrincado del paraje
donde está asentada?
Sin lugar a dudas, éste era el paraje idóneo
para que el hábil artista-hechicero creara las imágenes
que, aún lejos de su tierra natal, les amparaban y facilitaban
las labores de la vida cotidiana de este grupo humano.
De una nota de fray Ramón Pané, sacerdote
ermitaño que convivió con los aborígenes
por encargo del Almirante de la Mar Océana, se infiere
el nivel de relevancia otorgado por estos grupos al recinto y
morada de las deidades ...Le fabrica su casa con heredad
y muchas veces al año le hace la cohoba. ...Y cuando quieren
saber si alcanzarán victoria contra sus enemigos, entran
en una casa en la que no entra nadie más que los hombres
principales (en: Arrom, José J., pág. 43,
1990).
La cueva era pues una casa espléndida para
los cemíes y deidades objeto de culto. Es muy probable
que durante los días en que se hacía necesaria la
súplica a sus dioses le llevaran distintas ofrendas con
que agasajarlos. Retornemos pues a los relatos de Pané:
"Algún día solemne, en que llevan mucho de comer,
pescado, carne, o pan, o cualquier otra cosa, ponen de todo en
la casa del cemí" (en: Arrom, José J., pág.
39, 1990).
La cita anterior constituye un testimonio fehaciente
de lo especial de estas prácticas, además de otorgarle
al ritual una connotación religiosa por el hecho de realizar
oraciones y colocar ofrendas a las deidades.
MACOCAEL, GUARDIAN DE LA CUEVA No cabe la menor
duda que de alguna forma se debía lograr el cuidado y custodia
de este importante centro de devoción prohibido para todos
aquellos que no contaban con el privilegio de acceso.
En la comunidad gentilicia se presentaban de forma
general algunas prohibiciones sobre determinados objetos y actos
que regulaban la conducta social de los grupos humanos. De este
modo los tabúes rigieron las relaciones sociales en esta
importante etapa de la evolución humana.
Este curioso templo posee dos entradas conocidas:
la primera, alta y ancha, que da acceso al Salón del Gran
Cemí y se encuentra parcialmente bloqueada por los clastos
que forman la dolina haciendo casi imposible el tránsito
a través de ella; la segunda, baja y estrecha con relación
a la anterior, permite llegar al recinto a través de un
corredor.
Encaminando nuestros pasos a través de esta
galería, a ambos lados de la misma se distinguen los grabados
numerados como 8 y 9.
Estando en aquellas cuevas, hacía guardia
de noche, y se había encomendado este cuidado a uno que
se llamaba Mácocael; ..un día tardó en volver
a la puerta, dicen que se lo llevó el Sol. Visto, pues,
que el Sol se había llevado a éste por su mala guardia,
le cerraron la puerta; y así fue transformado en piedra
cerca de la puerta (Arrom, José J., pág. 24,
1990).
Un proceso inverso al que generan los personajes
metafóricos de los mitos pudiera estar ocurriendo en el
contexto que nos ocupa. Los guardianes pétreos pudieran
entonces tener el mismo valor funcional, en tanto limitación
del acceso al centro ceremonial de aquellos personajes pertenecientes
a la tribu, cuya presencia no era permitida por el incipiente
nivel de estratificación social que ya manifestaban estos
grupos culturales.
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Fig. 7. Vista
en planta de la galería de acceso al salón
del Gran Cemí donde se aprecia la ubicación
de los petroglifos 8 y 9.
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Estas razones hacían necesarias la creación
de tabúes específicos que regularan la entrada a
dichos espacios vedados, amén de otorgarle un valor simbólico
a las grafías que debían suplir a los centinelas
vivos, confirmación al mismo tiempo de las prácticas
de magia homeopática o imitativa.
Las siluetas de este tipo, presentes en el Salón
de los Bichos -los Nros. 8 y 9- se localizan casi exactamente
a los 15 m de distancia de la base del Gran Cemí (ver Fig.
1), y a ambos lados de la única galería que permite
el libre tránsito hasta el salón como ya hemos expresado.
Por otra parte, el que penetre en la cueva del Jagüey
encontrará a la figura que hemos denominado con el No.
6, la cual bloquea su paso hacia el conjunto petroglífico
que se localiza a 14,18 m.
Todo lo anteriormente planteado, relacionado con
la posición de las grafías 6, 8 y 9 con respecto
a los accesos a los salones en que se localiza la generalidad
de los grabados y sus distancias casi exactas a estos (aproximadamente
15 m), nos ha llevado a pensar en la posibilidad de que estemos
en presencia de tres centinelas, cuya única misión
es proteger el acceso a la morada de las deidades de este importante
centro ceremonial.
La análoga distancia en ambos casos entre
los centinelas y los númenes, hace pensar en una intencionalidad
que reafirma nuestra hipótesis.
BOINAYEL, NUMEN PROCURADOR DE LA LLUVIA
..tienen muchos cemíes ..los cuales
están hechos de piedra o madera. y de ambas clases tienen
muchos; algunos que hablan, y otros que hacen nacer las cosas
que comen, y otros que hacen llover, y otros que hacen soplar
los vientos (Arrom, José J., pág. 36, 1990).
Así, entre sus escritos, nos legó este testimonio
el fraile ermitaño Ramón Pané, de lo que
conoció en la Española.
Si nos dedicamos a analizar con detenimiento el
rostro del Gran Cemí a través de la fotografía
y las descripciones realizadas por Harrington, (Harrington, Mark
R., 1935, p‡g. 192 y Lámina LIX; Nuñez Jiménez,
A., 1975, págs. 209, 210 y 458), en él se distinguen
los ojos, de los cuales penden pequeñas lágrimas
que reposan sobre las mejillas, lo que constituye el rasgo distintivo,
por excelencia, del llora lluvia, deidad masculina
asociada con la lluvia por los grupos de economía productora.
Los órganos sexuales masculinos, que también
aparecen representados, están sugeridos, en su extremo
inferior, entre los dos miembros inferiores, lo que también
sirve de soporte a nuestro planteamiento anterior.
Además debemos tener en consideración
que la morada de Boinayel era precisamente una cueva, lo que evidentemente
no es pura coincidencia. Y en dicha cueva había dos
cemíes, hechos de piedra ..y cuando no llovía, dicen
que entraban allí a visitarlos y enseguida llovía.
Y de dichos cemíes uno se llama Boinayel y al otro Márohu"
(Arrom, José J., pág. 33, 1990).
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Fig. 8. Distintos
tiestos de cerámica con la representación
del dios de la lluvia Boinayel, localizados en Cuba. (e).-
Saimí I, Camagüey, Cuba. (f).- Saimí
I, Camagüey, Cuba. (g).- Saimí I, Camagüey,
Cuba. (h).- Asiento de Pueblo, Patana Abajo, Cuba.
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La lluvia, suceso de inapreciable valor para nuestros
primeros habitantes, estuvo plenamente asociada a las buenas cosechas,
a la posibilidad de vida de los animales, plantas y a la del hombre,
en general.
El incipiente sistema de agricultura por ellos practicado,
dependía enteramente de este fenómeno. Además,
el hecho de que las precipitaciones sean asociadas a la fecundidad
y a la fertilidad de los campos, motivó posiblemente, que
este mitológico personaje fuese masculino y por ende mostrara,
muy bien definidos, sus órganos genitales en la escultura.
Todo lo expresado parece indicar que no es un hecho
accidental el que esta figura fuese bañada por los destellos
solares iniciales. El rostro de esta imagen permanece iluminado
en las primeras horas del día, aún, durante ese
fenómeno astronómico conocido por Solsticio de verano,
momento en que el astro solar, en su movimiento sideral, se aleja
del Ecuador en su punto máximo, correspondiéndose
con la fecha del 21 al 22 de junio, lo cual pudimos presenciar.
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Fig. 9. Distintas
representaciones asumidas por autores dominicanos como
el dios de la lluvia Boinayel, en la República
Dominicana. (a).- Petroglifo de la Plaza de Chacuey. (b).-
Petroglifo de la cueva La Sábila. (c).- Pictografía
de la cueva El Ferrocarril. (d).- Idolo de piedra.
|
¿Preguntas,
comentarios? escriba a: rupestreweb@yahoogroups.com
Cómo
citar este artículo:
FERNANDEZ
O., Racso y GONZALEZ T. Jose. Dos
personajes mitológicos en los petroglifos de la caverna
de Patana (Maisí, Guantanamo), Cuba.
En Rupestre/web, https://rupestreweb.tripod.com/patana.html
2001
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