Teorías en la práctica de la arqueología en
Colombia.
REVISTA DE ESTUDIANTES DE ARQUEOLOGÍA
- UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA
Ya está a la venta la REVISTA DE ESTUDIANTES DE ARQUEOLOGÍA,
publicada por la Universidad Nacional de Colombia. Este primer número
recoge los textos que hicieron parte del foro TEORÍAS EN
LA PRÁCTICA DE LA ARQUEOLOGÍA EN COLOMBIA, realizado
el año 2002 en el marco de la III REUNIÓN INTERNACIONAL
DE TEORÍA ARQUEOLÓGICA EN AMÉRICA DEL SUR.
El valor de la revista es de 3.000 pesos y se puede adquirir en
el LABORATORIO DE ARQUEOLOGÍA de la Universidad Nacional,
o por comunicación escrita al correo electrónico:
arguellopmag@hotmail.com
CONTENIDO:
INTRODUCCIÓN. Pedro Argüello, Tirsa Colmenares,
Diana Gómez, Jhon González, Jorge Tovar.
COMENTARIOS AL MARGEN SOBRE LA ARQUEOLOGIA EN COLOMBIA. Franz
Flórez
TEORÍAS EN LA PRÁCTICA DE LA ARQUEOLOGÍA
EN COLOMBIA. Cristobal Gnecco
TEORÍAS EN LA PRÁCTICA DE LA ARQUEOLOGÍA EN
COLOMBIA. Carl Langebaek
TEORÍAS EN LA PRÁCTICA DE LA ARQUEOLOGÍA EN
COLOMBIA. Santiago Mora
POR UN FUTURO MENOS INCIERTO. Carlos Sánchez
ARQUEOLOGÍA EN COLOMBIA, Un ejercicio a propósito
de los umbrales epistemológicos. Carlos Emilio Piazzini
INTRODUCCIÓN
Una de las preguntas mas usuales con la que los
arqueólogos se tienen que enfrentar cuando están llevando
a cabo el trabajo de campo es aquella del "¿para qué
sirve lo que usted viene a hacer?". Esta pregunta, que seguramente
ha sido pensada con anterioridad y resuelta en y para los términos
exigidos dentro de lo que se denomina comunidad académica,
debe ser siempre contextualizada por el arqueólogo teniendo
en cuenta el grupo en el cual esté y los miembros de ella,
que la formulen. Muy seguramente la mayoría de los arqueólogos
no responden exactamente lo que está consignado en su proyecto
de investigación sino que matizan la respuesta con aspectos
tales como el rescate del pasado, la importancia de conocer nuestras
raíces, el valor del patrimonio, etc. Con lo cual, finalmente,
el indagante se hace a la idea de que los arqueólogos se
dedican a rescatar el pasado, el cual por alguna razón es
importante para los colombianos, lo que a su vez hace necesario
cuidarlo.
Esta concepción de arqueología difícilmente
se compagina con las definiciones más refinadas, ofrecidas
incluso por los textos más básicos de arqueología
(véase al respecto Bahn y Renfrew 1995)1.
y seguramente no se relaciona directamente con los objetivos planteados
en los proyectos de investigación. Son contados los proyectos
de arqueología en el país que han sido diseñados
con vista a esos derroteros y su real puesta en práctica
ha sido mucho más dudosa (Urdaneta 1988, 1991)2.
Alguien podría argumentar que el lenguaje
utilizado por los arqueólogos, por ser un lenguaje científico,
no es fácilmente comprensible por los miembros de las comunidades
con las cuales se entra en contacto durante el trabajo de campo,
y por tanto, no es posible entrar a discurrir exactamente sobre
las motivaciones de la práctica arqueológica. Otro,
podría anotar que se trata precisamente de una de las múltiples
contradicciones de la ciencia que se ve precisamente reflejada en
la imposibilidad de diálogo en los contextos en que se produce.
Y alguien más, sencillamente, concluiría que no es
otra cosa que la muestra de las múltiples mentiras que se
creen, y hacen creer, los arqueólogos.
Pero una revisión más profunda podría
permitir cuestionamientos acerca del papel de la arqueología
en un país como Colombia. Una vez que se recuerda su origen
y posterior desarrollo, acorde con ciertos rumbos de la historia
occidental, siempre salta a la arena la discusión acerca
de la manera como los planteamientos de los "centros de producción
de conocimiento", han llegado y se han naturalizado en éste
contexto, y la necesidad de los mismos teniendo en cuenta los rumbos
particulares de nuestra historia.
En resumen, es la discusión misma por el
papel que juega la arqueología en el contexto colombiano,
y la legitimidad que su práctica puede tener en razón
de lo que ha sido el desarrollo particular de la llamada nación
colombiana. Es en palabras de los cientos de personas que cuestionan
al arqueólogo durante su trabajo de campo, saber para qué
sirve la arqueología, no solo para la también llamada
comunidad académica sino para cada una de las personas que
de una u otra manera invierten en la arqueología y quisieran
saber qué se les da a cambio.
Las explicaciones que se pueden formular a la problemática
aquí planteada son de igual manera múltiples. En el
centro del asunto se encuentra la falta de definición acerca
de lo que es la arqueología y el pasado mismo, ligado a la
falta de una teoría que enmarque tales definiciones de manera
explícita. En la arqueología colombiana contemporánea
es recurrente la crítica a la práctica tradicional,
debido a la escasez de supuestos teóricos o por su falta
de claridad en cuanto a la adscripción a una teoría
u otra (Langebaek 1996)3.
No obstante, pareciera que la crítica al trabajo arqueológico
fuera inversamente proporcional a la antigüedad del mismo;
es común la crítica y vilipendio a los trabajos de
quienes ya no pueden defenderse, o no tienen interés de hacerlo,
en tanto que la discusión de los trabajos recientes se queda
únicamente en los pasillos de las academias o en tal o cual
corrillo al margen de una conferencia. Ello conllevaría al
estado actual de la disciplina en el cual la discusión acerca
de los resultados de las investigaciones es poca. Aparte de los
comentarios escuetos acerca de las recientes publicaciones, realmente
son inexistentes los lugares de discusión a pesar del aparente
dinamismo con que se presenta la academia colombiana.
Estas discusiones, a juicio de algunos, han sido
postergadas o sencillamente eliminadas ante eventos tales como el
boom de la arqueología de rescate, la cual se ha convertido
de igual manera en lugar de debates subterráneos en donde
la discusión por la ética no ha llegado realmente
al seno de las academias. Una vez disipados los humos de la gran
polvareda, agitada por el mencionado boom, la arqueología
colombiana continua a la espera del debate; la arqueología
de rescate ya no puede seguirse interponiendo como una disculpa
para postergaciones.
La poca claridad en la presentación de supuestos
teóricos explícitos, y con ello en la definición
precisa de una idea de arqueología y pasado, se relaciona
a su vez con otros tantos elementos que vale la pena mencionar.
En primer lugar, está el origen mismo de las teorías
y conceptos que de una u otra manera los arqueólogos han
venido trabajando a través del desarrollo histórico
de la disciplina en Colombia. El hecho según el cual todas
son teorías importadas merece ser tenido en cuenta o bien
como el punto que permite el avance efectivo en el contexto particular;
o bien como el punto de quiebra que impide la efectiva conexión
con la realidad nacional. La definitiva adscripción de la
arqueología colombiana a los postulados teóricos provenientes
de los "centros de generación de conocimiento",
ha sido, según el caso, atacada vehementemente o vanagloriada,
siguiendo una tácita idea cristiana de contraposición
del bien o el mal, sin llegar a análisis profundos del trasfondo
político, ideológico y académico que ello implica.
La evidente falta de claridad en lo relacionado
con el uso de la teoría ha tenido un enorme asidero en cuestiones
que se relacionan con el modus vivendi y el modus operandi
de la comunidad académica arqueológica del país,
si así se puede denominar. La inexistencia de verdaderas
escuelas de formación, las luchas intestinas y clandestinas
(las cuales desembocan en la estigmatización misma de los
trabajos realizados por los estudiantes), la poca disponibilidad
de recursos y espacios de trabajo, entre otros, han impedido que
los arqueólogos colombianos tengan una voz en el panorama
nacional y puedan aportar algo más que los resultados de
sus investigaciones particulares. Clara muestra de ello es la manera
en que se viene aún dictando en las escuelas y colegios del
país los temas relevantes a la prehistoria colombiana, y
la poca o nula relación del pasado con la formación
nacional, en comparación con procesos tales como el de México,
sin querer plantear que debemos seguir un camino idéntico.
En torno a lo hasta ahora planteado, como fruto
de la preocupación académica de un pequeño
grupo de estudiantes, surgieron cuestionamientos enmarcados en las
siguientes 6 preguntas:
¿Cuál es su concepto acerca del manejo
de las teorías en el desarrollo de la arqueología
en Colombia?
2. Durante su trayectoria como arqueólogo,
¿A cuál o cuáles teorías ha recurrido
para la comprensión de su objeto de estudio? (De ser posible
haga referencia a las teorías de las ciencias en general
y de la disciplina arqueológica en las cuáles se ha
apoyado, y cuáles son sus presupuestos básicos).
¿Por qué considera que la(s) teoría(s)
que utiliza actualmente es la más apropiada para la compresión
de las problemáticas que usted aborda?
3. Desde su punto de vista personal, ¿Cuál
es y cómo se define el objetivo de la Arqueología?.
4. A partir de la(s) perspectiva(s) teórica(s)
que usted utiliza actualmente, ¿Cuál es la metodología(s)
que emplea para la realización de sus investigaciones?.
5. ¿Considera que los modelos teóricos
utilizados en la arqueología en Colombia están siendo
aplicados y/o contrastados de manera adecuada y de acuerdo a las
particularidades de las problemáticas abordadas?.
6. En su opinión, y de manera propositiva,
¿Cree que la arqueología colombiana está en la
capacidad de formular modelos teóricos?.
Con dichas preguntas en mente y con el deseo de
escuchar la puesta en común de las teorías que manejan
algunos arqueólogos del país, es que propusimos el
presente foro. Los invitados se eligieron por varias razones, entre
las cuales se encuentran la existencia de publicaciones referentes
a los temas arriba planteados, su constante preocupación
por esos problemas en las clases que han dictado y nuestro conocimiento
con respecto a que sus postulados son explícitos y pueden
generar discusiones.
Con el fin de que los invitados hablaran en torno
a nuestras inquietudes, más que sobre investigaciones en
curso u opiniones respecto a trabajos de terceros, elaboramos dichas
preguntas tan directas y poco ambiguas como fue posible. La idea
inicial era que los ponentes las respondieran, distribuir el resultado
entre ellos para generar un diálogo previo al encuentro,
y así concretar aún más los temas a trabajar.
Esto no fue posible por el tiempo y por las actividades laborales
y académicas de los arqueólogos.
No solo se operaron cambios con respecto a la dinámica
y modalidad de éste evento, o al lugar de la III Reunión
Internacional de Teoría Arqueológica en Sudamérica,
sino que también nuestras preocupaciones dieron un giro interesante
a lo largo de las reuniones previas a éste foro. Si bien
aún nos sigue motivando el interés por el conocimiento
y la puesta en discusión de los presupuestos teóricos
y metodológicos que se manejan en la arqueología colombiana,
la pregunta acerca de la relación entre arqueología
y realidad nacional, la cual estaba planteada de manera subyacente,
ha adquirido más importancia para nosotros, como es evidente
en éste texto. Esto, consecuencia entre otras razones, de
un cara a cara con la investigación arqueológica,
la cual nos plantea serios interrogantes con respecto al papel de
la disciplina y su misma definición y objetivos. Por esa
razón seria un ejercicio bastante enriquecedor que ese interrogante
ocupará más que un párrafo en las intervenciones
de los arqueólogos que aquí nos acompañan,
por lo cual queremos invitarlos a reflexionar en voz alta un poco
más sobre este tema, punto de encuentro de todas las preguntas
formuladas.
Esperamos que el decidirnos por efectuar un foro
permita más discusión y menos conferencias magistrales,
pues lo que en todo momento hemos buscado es la presentación
clara y concreta de los postulados de cada ponente con miras ante
todo a la confrontación académica. En ningún
caso deseamos un diálogo de sordos en donde dos científicos
se sientan en la misma mesa uno pensando en que el sol gira alrededor
de la tierra y el otro que la tierra lo hace alrededor del sol,
sin que haya el más mínimo cuestionamiento mutuo.
Simplemente, como estudiantes, queremos que alguna vez se de la
controversia teórica que hemos esperado encontrar en los
congresos y encuentros, a los que asistimos y en los cuales por
lo general la discusión queda en veremos.
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1. Bahn, P
& Renfrew C. 1995. Archaeology, Theories, Methods and Practice.
2. Urdaneta
M. 1988. Investigación arqueológica en el resguardo
indígena de Guambía. Boletín del Museo de
Oro 22: 54-81.
---------. 1991. Huellas de Pishau en el resguardo
de Guambía: ensayando caminos para su estudio. Boletín
del Museo de Oro 31:3-29.
3. Langebaek,
C. 1996. La arqueología después de la arqueología
en Colombia. Dos lecturas críticas. Arqueología
en Colombia. Fondo de Promoción de la Cultura Banco Popular:
Santafé de Bogotá.
CONTACTO:
Pedro María Argüello García
arguellopmag@hotmail.com
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