La Piedra de la campana (Caguas, Puerto rico)

Por Ángel Rodríguez Álvarez, Ph.D.

 

A revisar la literatura existente sobre el arte rupestre antillano, se destacan los trabajos de Dubelaar (1995, 1991, 1986A y 1986B), Morban Laucer (1970), Nuñez Jimenez (1975) y Pagan Perdomo (1979). En estos trabajos, los grabados reportados se encuentran en cuevas y rocas que descansan directamente sobre el terreno. Sin embargo, para la isla de Puerto Rico, las descripciones de Dumont (1890), Hostos (1979) y Krug (1876) hacen referencia a una estructura megalítica sobre la cual los indígenas grabaron sus petroglifos. Esta no se ha reportado hasta el presente para las demas antillas. Hostos (1979: 344) en su Diccionario bibliografico comentado de Puerto Rico define el término dolmen de la siguiente forma: "una estructura de piedra, consistente de gruesas piezas verticales con otras horizontales a manera de portal o techo, existentes en varios paises europeos". Además añade: "En Puerto Rico han aparecido dos semejantes a estas, una en el distrito de Juana Diaz y otra en el de Río Grande".

Durante el siglo XIX, uno de estos dolmenes fue reportado por el alemán Leopold Krug (1876) en la revista germana Zeitschrift fur Ethnologie. Según Cifre de Loubriel (1962:4), Leopold Krug era natural de Alemania, de 35 años de edad, casado, comerciante, residente en la ciudad de Mayaguez; viceconsul de la Confederacion de Alemania del Norte en dicha ciudad. Es importante señalar que su posición como agente comercial lo puso en contacto con el Sr. Latimer el cual era aficionado a la arqueologia de Puerto Rico. Krug (1876) en su articulo titulado Antiguedades de los indios de Puerto Rico menciona la colección arqueologica de Latimer. Posiblemente esta despertó en Krug el interes por la prehistoria insular.

Krug (1876:434) relata que en el año de 1854 el gobernador de Puerto Rico ordenó al comandante del Cuerpo de Ingenieros, Don Manuel Sánchez Núñez, inspecionar ciertas rocas peculiares en el distrito de Caguas. Según Krug (1876), el informe situaba a la roca cerca del poblado de Gurabo, sobre una de las margenes del Rio Grande de Loiza que generalmente esta seco. En su articulo describe la roca de la siguiente forma:

Uno de los lados de esta se apoya sobre el banco inclinado del río, el otro descansa sobre dos rocas en forma de pilares; estos están sumamente erosionados. La roca tiene forma de mesa y exhibe forma hexagonal. Se calcula que tiene un volumen de 1,300 pies cúbicos, con un peso de 1,500 quintales. El color es cenizo, tirando a marrón".

Krug (1876:434) menciona que la piedra está cubierta por dibujos que se entrecruzan los cuales han sido erosionados por las crecidas del río. Según este autor, hay grabadas caras y cabezas grotescas. El número 13 forma el centro y esta orientado hacia el Sur. Los otros dibujos se encuentran alrededor de éste. Los dibujos 4 y 5 tienen sus bocas orientadas hacia el Oeste. Los números 1,2,3,6,8,10 y 11 están dispersos sobre la superficie sin ningún arreglo en especifico. El número 9 está orientado hacia el Sur-Este, los números 7 y 12 hacia el Norte-Este. Por el estado en que se encontraban los petroglifos deduce que dentro de 100 años la mayoria de los grabados habran desaparecido.

 

Otro investigador que también visitó el lugar fue Enrique Dumont (1876). Este establece que las figuras 4 y 5 están orientadas hacia hacia el sur-este; la figura 9 hacia el SE,E y NE. Las figuras 7 y 12 miran hacia el mismo lado. Con estos datos, Dumont (1876:10) contradice las orientaciones ofrecidas por Krug (1876:434).

Krug (1876:434) en su artículo hace referencia a las creencias populares que se comentaban sobre dicha piedra. Los vecinos del lugar decían que un gran cacique vivía en la localidad y le daba órdenes a su gente golpeando la roca lo que producia un sonido agudo (es importante resaltar que el basalto volcánico al ser golpeado suena de esta forma y éste domina la composición gelógica de los ríos en Puerto Rico. Otra de las creencias populares se refiere a que las figuras del 1 al 12 representan un zodiaco en forma de calendario. Krug (1876) piensa que esta visión es errónea debido a que los indígenas carecían de conocimientos astronómicos. El se inclinó a pensar que fue una mesa para sacrificios humanos y un altar al dios del Agua o del Río. La figura 13 pudo ser la efigie de ese dios la cual mira al río y esta grabada en la parte más elevada de la roca que es la parte central de ésta. Las otras figuras no representan las víctimas, pero si sus cabezas despues del sacrificio. La figura 12 representa a un español que fue sacrificado porque este grabado tiene barba y los demás representan a los indígenas sin barba (Krug, 1876:435).

Hostos (1979:344) además de reportar la piedra de Krug como un dolmen, menciona otra de estas estructuras megalíticas para el distrito de Juana Díaz. Al revisar el archivo del Consejo de Arqueología Terrestre en San Juan no se encontró ninguna estructura megalítica de esta naturaleza reportada para el Municipio de Juana Díaz. Es impotante señalar que Hostos (1979) confunde el Municipio de Río Grande con el Río Grande de Loiza que parte de su cauce atraviesa por Caguas que es donde se encontraba la "Piedra de la Campana".Posiblemente, de la misma forma este investigador cometió un error al reportar un dolmen para el municipio de Juana Díaz .

En el verano de 1876, Adolf Sebastian, editor en jefe de la revista alemana Zeitschrift fur Ethnologie visitó la isla de Puerto Rico. El recbió los informes sobre la "Piedra de la Campana" por cortesia del consul Krug. Después de hacer ciertas averiguaciones en San Juan, llego al área donde se reportaba ésta. Al principio se topó con la reticencia de los vecinos, pero uno de ellos lo guió hasta donde se erigía. La roca yacía en pedazos sobre el terreno, solo algunas figuras eran reconocibles. Sebastian opinó que debido a que el gobierno de la isla envió a un oficial para hacer una inspección de dicha roca, los vecinos del lugar creyeron que se guardaba algo valioso (Krug, 1876:435-436; adenda por Adolf Sebastian). La piedra fue consumida por el fuego. Es posible que los lugareños la cubrieran con leña obtenida del área. El basalto volcánico (granodiorita) tiende a quebarse cuando se calienta. Esta técnica es utilizada por los dueños de terrenos en Puerto Rico para eliminar las grandes rocas que les obstaculizan.

 

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Cómo citar este artículo:RODRÍGUEZ A., Ángel. La Piedra de la campana (Caguas, Puerto rico) En Rupestreweb, https://rupestreweb.tripod.com/lacampana.html

2004

 

BIBLIOGRAFíA CONSULTADA

NOTA: El autor agradece al Dr. C. N. Dubelaar, Holanda, por la traduccion del texto original del aleman y por su eolaboracion durante todos estos años

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De Hostos, Adolfo. Diccionario historico bibliografico comentado de Puerto Rico. Publication de la Acadernia Puertorriquena de la Historia, 1979, San Juan, Puerto Rico.

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