Sistematización de la documentación del ambiente rupestre

Ana María Rocchietti. Universidad nacional de Río Cuarto, Provincia de Córdoba, Argentina. anaau@hotmail.com

 

Abstract

Rock art sites´environment includes complex entities and proceses and it´s important take account of past and today human experience. Rock art sites exist within a total environment and are supported by a lithological one. They have general and special components, properties and informative dimensions.

 

Nuestra investigación en la región montañosa central de la Argentina nos ha permitido apreciar la importancia del ambiente en el registro de los sitios rupestres y en el diseño de políticas de sitio.

Designamos política de sitio al conjunto de decisiones relacionadas con su estudio, con su diagnóstico de integridad arqueológica y con el pronóstico sobre su destino ulterior de persistir las actuales condiciones ambientales, físicas y humanas. Las características que ofrecen actualmente sus entornos inmediatos y mediatos ofrecen la oportunidad de demarcar las propiedades que definen al fenómeno rupestre.

Los sitios rupestres constituyen unidades complejas que resultan de la convergencia de dimensiones semióticas (los signos) y no semióticas ( sustentados en la geomorfología de cuevas, aleros y bloques de roca). Su materialidad fundamental proviene de la arqueología de pared y de su emplazamiento geográfico.

 

Los sitios rupestres y sus ambientes

El ambiente es el conjunto de entidades y procesos que rodea y actúa sobre los sitios rupestres. Resulta tanto de procesos cíclicos como de la secuencia de eventos únicos a lo largo del tiempo. Por tanto, debe ser considerado en sus propiedades generales transitoriamente estabilizadas y en sus variaciones a través del tiempo. Pero también de debe resaltar el papel de la experiencia humana (en nuestro tiempo y en los antiguos) en función de las modalidades del uso de la tierra (UNESCO/PNUMA: 21 — 41). Porque para entender la envergadura de los sitios es necesario prestar atención a la estructura del paisaje (Consens y Oliva, 1999: 124). La interrelación entre la sociedad y el ambiente consiste en una configuración de procesos bio-sociales en los que la población humana ofrece una perspectiva fundamental. La experiencia humana no pueden ser consideradas si no es en el marco de su ambiente natural y de su género de vida porque sus percepciones y vivencias se conforman y reproducen en el lugar en que viven.

Vamos a distinguir, en primer lugar, entre ambiente total y ambiente litológico, cada uno con propiedades y dimensiones de desarrollo específicas.

Los componentes del ambiente total son los ecosistemas locales (y sus componentes particulares), los ecosistemas de expansión regional, población humana (estructura demográfica, económica y ocupacional), la organización social, los productos del trabajo (máquinas, ambiente artificial o constructivo) y la cultura. Las condiciones ambientales básicas son la luz, la temperatura, el agua, la salinidad, el tipo de suelos, plantas, animales y humanos. Las propiedades o atributos del ambiente así como de las entidades que se encuentran en su seno (por ejemplo, los sitios) son las características que producen en éstas los factores mencionados. De esta manera podemos investigar propiedades relativas al emplazamiento, a la roca, a la distribución de especies, a las formaciones edafológicas, a las formaciones arqueológicas, etc. Las dimensiones descriptas son la posición geográfica, los procesos cíclicos (sedimentación, erosión, formación de suelo, diagénesis, sucesión de estaciones, periodicidad de las lluvias o de la sequía, dirección predominante de los vientos, ritmo de crecimiento de las plantas, niveles de reproducción de los animales, etc) la zona bio -climática en que se encuentra el emplazamiento, la transformación de los sitios a lo largo del tiempo, la organización social y económica (tal como se expresa en la distinción entre áreas rurales, urbanas e industriales, los niveles de contaminación, perturbación e intervención en el medio)

 

 

Por su parte, el ambiente litológico está constituido por el tipo de roca y de minerales, los gradientes topográficos y las geoformas típicas, con sus propiedades derivadas (esfericidad de las rocas, formas geométricas desarrolladas, dureza y compacidad de soportes, profundidad y forma de las oquedades, tonalidad general de las rocas, tamaño de bloques, número, tamaño y desarrollo lineal de diaclasas, etc) Estas propiedades pueden remitirse a dimensiones como procesos cíclicos, procesos específicos del emplazamiento, tendencias de evolución de diaclasas y fisuras, energía (o torrencialidad) del agua, su velocidad de deslizamiento así como la de sedimentos en las pendientes, etc.

 

 

 

Sitios rupestres y vecindades

Todo cuanto se encuentra en la proximidad de los sitios, se constituye en su vecindad (física o humana). Lo cercano es su vecindad inmediata; lo lejano o remoto, es su vecindad mediata. Todas son útiles a fin de comprender sus interacciones ambientales (figura 1) y se registran a lo largo de transectas que parten del emplazamiento del sitio rupestre, que se extienden en toas las direcciones del espacio geográfico y finalizan en el punto que decida el investigador. Si consideramos a los sitios arqueológicos como el punto de inflexión de un paisaje (el "rupestre") no son ajenos sus registros a los términos de un espectáculo.

Desde una perspectiva puesta en el ambiente diferenciamos entre entornos de primer nivel (los sitios y sus alrededores propios), los entornos de segundo nivel (ecosistema del que cada sitio participa), y entornos de tercer nivel (biomas). Todos ellos no son sino una compleja y extensa red de vinculaciones puesto que las características del entorno inmediato siempre dependen -por forma y por función- de las propiedades y procesos del bioma o ecosistema regional. El mencionado entorno "propio" incluye el ambiente interior del sitio con sus matices de luz y sombra, de humedad, de plantas, de algas y de líquenes, de animales cavadores y de insectos, etc.). El ambiente exterior describe las condiciones en las que existen los sitios rupestres, el ambiente interior, las condiciones propias de cada sitio, sus propiedades escenográficas en sentido estricto.

 

Articulación entre los sitios rupestres y sus ambientes. Políticas de sitio

Para analizar los enlaces que sostienen los sitios rupestres con sus vecindades en nuestro tiempo pueden usarse los siguientes criterios:

  1. continuidad entre sitio rupestre y ambiente.
  2. invasión del sitio por el ambiente.
  3. continuidad y discontinuidad de las propiedades del ambiente.
  4. intervención del ambiente.
  5. daño en el ambiente.
  6. protección ambiental de los ambientes.

En un caso designan una situación, en otros un estado. Ellos permiten diferenciar situaciones de articulación.

Es posible que se verifique continuidad material y escenográfica del sitio rupestre con lo que lo rodea; ella puede ser mínima o de gran intensidad y, entonces, tenemos que estimarla en una escala (grado 1, grado 2, etc.). En otras ocasiones, el ambiente puede invadir parcial o completamente al sitio: el pastizal, los animales o el trabajo de la población humana ingresan al sitio y acarrean perturbación o transformación. A veces, el sitio rupestre se encuentra en un sistema de interacciones en las cuales el ambiente se dispone como un mosaico de condiciones, propiedades y factores (especialmente cuando el uso de la tierra o del paisaje lo impone) Existen ambientes, por otra parte, donde se constata intervención (artificial, constructiva, etc) por parte de agentes públicos o privados que parcelan el entorno de los sitios aún cuando desarrollen acciones de protección. Finalmente, en otros la acción depredadora contraría o violenta el ambiente (con la consiguiente decadencia de los sitios rupestres).

La toma de conciencia sobre estas situaciones y estados permite desenvolver tres políticas de sitio: estudio de sitio, diagnóstico de integridad y pronóstico de riesgos.. Por la primera se toman decisiones sobre la investigación, por la segunda se efectúan decisiones de registro, documentación y evaluación de tendencias en la evolución material de los sitios y de su ambiente total y litológico. La política de pronóstico, por ultimo, contribuye a diseñar la intervención estatal, privada y profesional destinada a preservarlos. No se trata de anular, solamente, el vandalismo sino de comprender su base social procurando alcanzar una gestión proactiva más que reactiva (Propper, 1988: 9). Es, por la prevención presente y futura que ofrece una gestión proactiva, que debe prestarse especial atención a las redes sociales que implícita o explícitamente los rodean: vecinos, comunidades locales, regionales, ditristales, nacionales. A ellas deben sumarse los públicos derivados del turismo y de la industria cultural. Los componentes de los ambientes (total y litológico), los procesos cíclicos, los niveles de organización social y económica, etc inciden directamente en la evolución temporal de los sitios rupestres bajo distintas formas e intensidades de transformación y sirven para entender su grado de integridad arqueológica. Queda, por fin, la evaluación de los vectores de riesgo: degradación de la cubierta vegetal, erosión hídrica, salinización, carbonatación, encostramiento y compactación de los suelos, disminución de la materia orgánica, alteraciones de los ciclos de lluvia y de insolación, acumulación de sustancias tóxicas por plantas y animales, calidad del aire, niveles de ruido, ionización de la atmósfera, calidad del agua corriente, presencia de contaminantes químicos y biológicos en el agua corriente, avance del ambiente artificial (constructivos, circulación de público, aplicación de maquinaria para el trabajo rural), densidad de la población circundante y el carácter de sus interacciones sociales (subsistencia, recreación, trabajo, etc.). El mantenimiento y la extensión de las redes sociales de mantenimiento, el modelo de comportamiento colectivo, personal y de clase, así como la presencia de algún nivel de violencia física y simbólica convergen para poder hacer una estimación diagnóstica de los riesgos probables que corren los sitios rupestres.

Los entornos inmediatos a los sitios y el ambiente total al cual pertenecen, pueden ser clasificados, por lo expuesto anteriormente, en: ambientes integrados, ambientes invasivos, ambientes artificiales, ambientes protegidos, ambientes divididos, ambientes "en mosaico" y ambientes agresores, según expresen continuidad armónica con los sitios, los invadan, que resulten de la construcción de arquitecturas o del uso de máquinas, resulten de políticas especiales de preservación (pública o privada), en retazos heterogéneos producidos por la división y uso de la tierra o los violenten y vandalicen.

 

Evaluación y pronóstico de articulación ambiental en la Sierra de Comechingones (Argentina)

La Sierra de Comechingones forma parte del extenso macizo montañoso de las Sierras Centrales, en la Argentina continental, América del Sur (figura 3) Tiene, predominantemente, orientación meridiana y configura un paisaje rupestre con tres ámbitos: el paisaje serrano, el paisaje pedemontano y el paisaje de la llanura pampeana. Posee una altura máxima en el Cerro Champaquí (2884 metros) y se destaca como un bloque elevado que se pierde, bajando en pendiente suave, en la llanura pampeana oriental y que se hunde abruptamente en el valle de Conlara, hacia el oeste en una clara asimetría determinada por las fallas que le dieron origen. Mientras en los valles y en las cuestas el escurrimiento de agua es rápido, en los bajos la radiación solar y la evaporación intensa deja extensas superficies salinas, configurando paisajes bien delimitados. (Cantero et al, 1986; Cantero, et al 1988; Cantero et al, 1993; Kraus et al, 1999) El centro urbano más importante es la ciudad de Río Cuarto con 217.876 habitantes y una densidad de 11.84 habitantes por metro cuadrado. Es la cabecera de un extenso agro-ecosistema matizado con industrias (frigoríficos, empresas lácteas, molinos harineros, plantas seleccionadoras de maní, aceiteras, aserraderos) y minería (fluorina, wólfram, mármol, basalto, caliza)Es un ambiente de gran valor escénico, con gran diversidad en la flora y cuya abundancia contribuye a proteger las cercanías de ríos y arroyos; existen muchas especies aromáticas y bosques de buen porte aunque empobrecidos por la actividad maderera y por la introducción de especies exóticas. Asimismo el monte original que cubría todo el pedemonte hace varios siglos fue reemplazado por el pastizal que creció en los espacios abiertos para la agricultura y el pastoreo de vacunos.

Antes, extensas superficies estaban cubiertas por árboles del bosque serrano, por el espinal y los pastizales que sustentaban una rica fauna silvestre (especialmente los guanacos) permitiendo la caza, la recolección y una agricultura de baja escala. La conquista española introdujo vacas, caballos, cabras y ovejas cuyo lento impacto fue acentuado por la colonización por inmigrantes europeos entre la segunda mitad del siglo XIX y la primera del siglo XX cuyas chacras volcaron decididamente la economía regional hacia el cultivo de cereales y hacia la parcelización de la tierra en pequeñas y medianas extensiones.

Los sitios rupestres se encuentran en un ambiente litológico granítico con variaciones mineralógicas más o menos notables así como en su estructura cristalográfica, lo cual ha permitido a los geólogos distinguir entre batolito de Alpa Corral, Granito del Cerro Intihuasi y Granito de los Nogales, de norte a sur respectivamente (Fagiano et al, 1995) El emplazamiento de los sitios tiene lugar en la sierra y en cuerpos o bloques solitarios que afloran en la llanura, en el área de pedemonte.

 

Arte rupestre y luz

Designamos arquitectura del sitio rupestre a su forma general establecida por la relación entre paredes, techos y pisos, a los espacios delimitados en su interior y al lugar de emplazamiento del arte rupestre.

La arquitectura del sitio condiciona la interacción de la luz con la roca y con el arte en el sentido de espacios de sombra permanente, de penumbra, de luz plena, etc. y de la interacción del agua con la roca y con el arte. Una parte de la interacción luz-roca es iluminación, otra es energía calórica y temperatura; y ambas no participan de la misma manera en el fenómeno rupestre.

La radiación es presencia de luz como calor; éste expande la roca, desagrega los cristales según sus planos de clivaje y amplifica el efecto de las microfracturas, por lo tanto está ligada a los procesos de transformación del sitio. La iluminación es presencia o ausencia de luz que incide como ambiente rupestre: permite el afianzamiento de biota vegetal y animal en el interior de los aleros (con la consiguiente formación de tierra orgánica en los pisos y fondos), establece el límite subjetivo del "adentro-afuera"del sitio rupestre, se combina con los signos rupestres para enfatizar el juego dramático de los dibujos, afecta la variación cromática de las pinturas (especialmente los blancos) y afecta la percepción visual de los signos haciendo que unos sean más nítidos que otros.

Arquitectura y luz producen escenografías distintas. Obligan a distinguir entre una escenografía general constituída por el conjunto total de sitios y la escenografía particular de cada sitio rupestre, formada por lo que se ve en el sitio, por lo que se ve desde el sitio y el ambiente interior del sitio (Rocchietti, Bolle y Gili, 1999).

Los sitios de la región se encuentran en las siguientes situaciones ambientales, de acuerdo con los criterios que hemos especificado antes:

  1. Los escasos sitios ubicados en el paisaje serrano (por encima de los 800 metros sobre el nivel del mar) ofrecen un espectáculo de continuidad muy grande entre ellos y el entorno inmediato y mediato; el único contraste que se puede verificar es entre el ambiente interior al sitio (sus cámaras o vericuetos internos, su temperatura, su biota, humedad, etc) y el ambiente exterior (propio de la altura serrana)
  2. En el pedemonte, en cambio, entre los 800 y 500 metros sobre el nivel del mar, se constatan situaciones de invasión sea por el ganado (vacas, chivos) que entran a los aleros o —en el caso extremo- por la violación de los diseños con graffiti (entorno que contraría la dignidad del sitio rupestre como monumento)
  3. El caso más frecuente, sin embargo, es el de los sitios que se encuentran involucrados en entornos divididos por el uso de la tierra y por la propiedad privada las cuales obstruyen el acceso a los mismos o conllevan decisiones que afectan la política de sitio.

La política de tratamiento se centra en cada sitio rupestre como un registro particular y puede ser insertada en la categoría de estudios de impacto ambiental. Al respecto un estudio realizado por Langiano y colaboradores en el vecino valle del río Conlara, propone clasificar los posibles impactos del turismo y de crecimiento urbano en: impactos primarios (degradación del bosque, destrucción del área arqueológica); impactos secundarios ( efectos del crecimiento urbano, calidad de recursos naturales); impactos a corto y largo plazo (desde la acción positiva o negativa del turismo) e impacto acumulativo ( pérdida de información arqueológica en los sitios, pérdida de recursos culturales destruidos por el turismo) (Langiano et al, 1999: 203) Estas situaciones se repiten en la Sierra de Comechingones.

 

Consideraciones finales

La documentación de los ambientes y la diferenciación de situaciones y estados de la articulación de los sitios rupestres con ellos exige una perspectiva multidimensional. El enfoque de totalidad resulta un valioso auxilio en el diseño de políticas de sitio.

 

 

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Cómo citar este artículo: Rocchietti, Ana maría . Sistematización de la documentación del ambiente rupestre. En Rupestre/web, https://rupestreweb.tripod.com/ambiente.html

2003

 

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